martes, 24 de noviembre de 2009

Titicut Follies



Frederick Wiseman



Fred Wiseman es probablemente uno de cineastas documentales vivos más grandes de hoy. Por cerca de treinta años, agradece al servicio público de la difusión (PBS), él ha creado un cuerpo excepcional del trabajo que consiste en treinta películas integrales dedicadas sobre todo a explorar a instituciones americanas. En un cierto plazo que estas películas se han convertido en un expediente del mundo occidental, desde ahora más que siempre como acercamos al cierre del siglo, nada norteamericano es realmente extranjero a nosotros. Las instituciones a que Wiseman examinó temprano en su carrera – un hospital, una High School secundaria, entrenamiento básico del ejército, un centro del bienestar, un recinto del policía – tienen “problemas” que el cineasta destape. Su acercamiento revela la conformidad profunda y la desigualdad reconocidas y unacknowledged de la sociedad americana. Las películas de Wiseman son también una reflexión en democracia. ¿Qué sus películas retratan, el “sueño americano” o la “pesadilla con aire acondicionado”? Ambas, pero también una cuestión del mundo y existencia. De vez en cuando, sus películas describen a menos instituciones circunscritas – el mundo de la manera, un parque público, y un recurso de esquí. Además de examinar las preguntas sociales y éticas él no está asustado enfrentar las preguntas metaphysical “grandes” particularmente en las películas sobre niños perjudicados y pacientes que mueren. El cineasta está intentando abarcar toda la experiencia humana en sus películas.

En el pasado, Wiseman había hecho ya películas fuera de las fronteras de su propio país, en el Sinaí, en Alemania, y en Panamá. En cada uno de estas películas, sin embargo, su tema era americanos al exterior.


Trained as a lawyer, Wiseman has chosen as his ever-evolving cinematic subject the American social contract, and how the machinery of the state upholds or shreds it. His first film is a hellish descent into a Massachusetts institution for the criminally insane where, it would seem, the lunatics have taken over the asylum. The editing often purposefully blurs the distinction between patient (some irretrievably deranged, some desperately lucid) and doctor. Wiseman fixes his steady, steely gaze on abuse, neglect, medical ineptitude, and appalling conditions; one horrifyingly expressionist segment, rare in Wiseman's work, cross-cuts between the force feeding of a patient and the later preparation of the same man's corpse. The film is often extremely difficult to watch and was, for a long time, nearly impossible to see. The Massachusetts authorities suppressed Titicut for a quarter century, arguing that it violated the privacy of the inmates - a risible claim, as it's painfully clear that these men had no rights at all.


Me parece que este documental refleja una realidad de un país que no deja ver algunas verdades tan fácilmente, y es lógico que haya estado sin derecho a exhibición por tanto tiempo.

Wiseman logra enfocarse en un tipo de denuncia a la institución, pero me gusta que no es literal ni redundante, las imagenes son muy duras y habla cada una por si sola. Una de las escenas que mas me expresó fue en la que uno de los pacientes esta desnudo en un cuarto y pizotea con fuerza, como si fuera algún tipo de denuncia o de rebeldía.

La estructura del documental no se construye con un orden en cronología, la cámara que observa sigue a los internos que la relacionan con la vigilancia y la autoridad, entre más se desenvuelve la trama más se confunde al espectador sobre quiénes son los verdaderos locos, sin embargo el personaje principal no son los internos, sino la misma institución y el sistema que la conforma.

Me gustó mucho ver este gran documental y espero

seguir descubriendo a Wiseman.





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